Lanzamiento Comiendo Fuego
Abre su disco más agresivo Más guitarras, percusiones y variedad: ése es el sonido de "Comiendo fuego", álbum que aparece el 4 de abril.
Llegó la hora de la verdad para Lucybell. El minuto en que se acaban los discursos y se echa a andar el sonido de un nuevo disco. "Comiendo fuego", su séptimo álbum, ya descansa en el sello Warmer Music, esperando su edición para el 4 de abril. Un estreno que inaugurará la cruzada continental de la banda tras fichar por Warner México.
Llegó la hora de la verdad para Lucybell. El minuto en que se acaban los discursos y se echa a andar el sonido de un nuevo disco. "Comiendo fuego", su séptimo álbum, ya descansa en el sello Warmer Music, esperando su edición para el 4 de abril. Un estreno que inaugurará la cruzada continental de la banda tras fichar por Warner México.
LAS CANCIONES
Lucybell por fin capitalizó la vieja trilogía guitarra-bajo-batería, su mayor anhelo desde "Amanece" (2000). Nunca antes el trío había sonado tan crudo y con tantos matices. El nuevo baterista, "Cote" Foncea, es tajante: " es el disco más agresivo en la historia de Lucybell". Eduardo Caces, el bajista, teoriza: "es la síntesis de lo que siempre quisimos. El 2005 nos pasaron muchas cosas y ahora sólo queremos hacer todo más simple". Una evolución conducida por el productor Adam Moseley, grabado en Chile y remasterizada en Argentina. Aquí, Lucybell 2006: Chicos del ritmo: Los tres temas que abren la placa ("Fe", "Eternidad" y "A perderse") palpitan una cualidad que no lucían desde sus orígenes: composiciones que irradian energía pura, casi para saltar y corear. Ahí donde antes hubo etéreos fondos electrónicos y pesadas líneas de bajo, hoy asoman riffs punzantes, casi como un tributo a las melodías del pop británico de los 60. En "A perderse" explota un estribillo tan urgente como pegajoso, casi la ecuación perfecta entre sudor y ternura: "Siempre que pierda el camino/lo iluminarás". Variedad
"Comiendo fuego" es un disco de extremos. Escucharlo sin pausas es casi como estar en una selva tupida, cruzar un puente con lentitud y descansar luego frente al mar. La sangre rockera que inaugura el álbum decanta en composiciones que remiten al Lucybell del nuevo siglo, ensamblando electricidad, guitarras acústicas y el tímido avanzar de los teclados. ("Ráptame del fin" y "Juro al sol"). Pero el cierre es un remanso: "Pez demonio" y "El dragón y el gallo" son pequeñas piezas acústicas apenas intervenidas con percusiones y contrabajo. Casi filiales de la sutileza de Paul McCartney. La voz de Valenzuela se palpa limpia, recuperando el dramatismo que muta en apremio en su veta rockera. "Hicimos cosas nunca antes realizadas. 'El dragón y el gallo' es bellísimo, dedicado a mis hijos", explica Valenzuela.
El factor Foncea:
El nuevo baterista convierte en un trueno machacante lo que en su antecesor, Francisco González, era un pulso sólo correcto. El protagonismo de sus latigazos avanza con los minutos. Pero Foncea certifica otra diferencia: llenó la placa de panderos, pequeñas cajas de ritmo, percusiones latinas y hasta una darabouka, instrumento árabe que asoma nítido en "Pez demonio".
¿Políticos?: Valenzuela dice que las letras de "Comiendo fuego" exploran una veta social pocas veces transitada. La muestra es "Huracán", tema que, según el cantante, "es una metáfora de la historia de Chile, donde hubo muchas manos fácticas". Aunque los versos con filo existencial siguen siendo su fórmula.
Más planes Lucybell no para. La antesala del lanzamiento de "Comiendo fuego" fue una gira nacional de 15 fechas que culminan mañana en Puerto Montt, el sábado en Quellón y el 4 de marzo en San Felipe. Después, el trío se tomará un descanso, para volver el 8 de abril, a la Estación Mapocho, a lanzar la producción.
FE
El primer single, "Fe", sonará en las radios desde el 6 de marzo. Una apuesta que es casi definitiva para el trío: "Este disco es único, representa el instante donde empezamos a expandirnos".
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